lunes, 22 de febrero de 2010

ENTRÓPICO

No sucederle más al mundo,

eso es todo, no hay sobras

ni derroches, miradas

terminales para renunciar

al latido, decaer hacia

lo amniótico, sorprenderse

en reversa y casi histéricamente

sonreír de irreversibilidad,

consumir el único minuto,

podrir la proyección ciega

entre desdenes agobiantes,

conseguir un espacio bajo tierra,

sangrar los dedos, los deditos

y los órganos, suculentamente

lento desnudo entre los ámbitos,

irreconocible entre los dioses,

saludable y hostil para la

detención y la demora;

carcomerte y carcomerte

con mi saliva, beber tu

saliva, gozar tu saliva,

escupir entre las burlas del

dolor, salir de la

existencia como un sol,

y no sucederle más al mundo

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