sábado, 20 de febrero de 2010

The Pésim

Ya estoy muerta o tan muerta como puedo estar. Ya estoy lista para desangrarme. Ni siquiera necesito la necia confirmación de los hechos.


O de lo contrario, pactar con el amor en forma seria, perseverando en la conciencia de que no hay forma de vivir en él si no es a través de la más descarnada libertad. Es así como lo he entendido; es así como lo he practicado. No me falta el conocimiento pero en esta oscura hora, éste no alcanza a constituir sabiduría. Sé cuan sinsentido es empeñarse caprichosamente en conducir el devenir según la voluntad, que es tan estrecha y tan permeable.

Lo que pasa es que sencillamente, siento que el padecimiento esta vez podría destrozarme en serio. Y yo ya soy un mosaico de fracturas. Tengo grietas por doquier. Me descompondré y me perderé de la posibilidad de llegar, con la mirada translúcida y el corazón henchido de amor a la Tierra, a la solemne cita con mi muerte, allá, en un tiempo que vendrá, en mis montañas sublimes donde he de fenecer, pero que este cataclismo puede imposibilitar, si me descompongo, si al fin me pudro.

Pero…

Puede venir otro rayo.

Pueden responder los dioses.

Puede que el tiempo que parece vacío sea el espacio y el aire que necesitamos.

Puede que las tontas “vueltas de la vida” dejen de obligarme a trazar círculos descentrados.

No quiero más de las vueltas de la vida. Siempre vuelvo a un lugar parecido y siempre florezco de forma equívoca.

Si a propósito de esto, alcanzara tan sólo la redención mediante la Gran Obra… pero soy un ente situado incluso más allá de los márgenes, una transborderline, un cúmulo de defectos no obstante tan adorable, que hasta yo me doy cuenta de mi propia dignidad y rectitud, a pesar de mi torcedura fundamental, pero de lo que a mí misma y la vida le debo, nada, nada, nada jamás cosecho.

Soy tan equívoca que no camino.

Soy tan débil que no respiro.

Soy un entuerto que ni siquiera alcanza a ser interesante. Escribo porque no sé hacer otra cosa, como un deficiente mental arruga papeles de colores.

Soy el mapa de un tesoro agusanado que contiene instrucciones para acabar de una buena vez mirando la muralla, tuentupiezatú, para siempre, y para nadie.

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